Ese lugar era mágico. Las olas se rompían contra el puerto, en silencio, poco a poco y sin cambiar su movimiento.
Me sentía como una de ellas, libre, sentada en la orilla y esperando poder revivir esos magníficos instantes junto a personas de tal calibre.
Decidí echarme a andar y poder observar todo el horizonte, pero mi mirada no podía abarcar tanta belleza. Estaba extasiada. La fina brisa me acaronaba la cara y me inducia a frenar mi paso. El sol era abrazador aun estando en el mes de Febrero, pero la brisa hacia que mi paseo fuera del todo cómodo.
De pronto me detengo y entiendo que toda mi espera se termina ahí. Mi rostro cambia completamente la expresión. Era el momento, el reencuentro. Una amistad reencontrada después de tanto tiempo, en el lugar y momento oportuno. Sentía una emoción inexplicable como si el mundo se acabara en nada y yo fuera una de las supervivientes junto con mis amigos. Nunca olvidare ese precioso catorce de Febrero.
Firmado: AJP